CLAVADO EN EL PECHO

ACRÍLICO SOBRE PIEL Y PIEL SOBRE LIENZO – 80 X 1’20

Mi abuela tuvo un cáncer de mama y perdió un pecho hace unos años. Tras la operación le era
muy difícil mirarse el pecho. Lo evitaba, le daba vergüenza y mal recuerdo. Pintamos su cuerpo,
porque quizá era buena idea convertir en arte su viejo trauma. Si le das otra forma en vida, el
trauma se libera, y dejándolo libre, es más factible que se vaya por donde ha venido. Pasaba el
pincel por el pecho inexistente, esa cicatriz de un miedo a morir.