JUGUETE ROTO
ACRÍLICO SOBRE PIEL Y PIEL SOBRE LIENZO – 90 X 1’10
Con litros de pintura en
los poros de la piel, me pregunté: ¿Qué siente un juguete roto? ¿Cómo habla? ¿Cómo se tumba?
Adopté una posición fetal, y me tumbé con el marrón entre los pliegues de las axilas sobre el
mismo lienzo que había despreciado el día anterior. Lo siento, nos dije. Por no escucharte. Me
lancé a pintarte pensando en qué es lo que yo necesitaba, sin parar a dejar que me lo contaras
tú a mí. Y tras un minuto sintiendo el contacto entre el suelo y el algodón, me despego, y salgo
de él. El taller ya no estaba tan frío, el sol había entregado a la ventana de la derecha, y sobre el
lienzo ya no había huesos, sino arrugas, el testigo de la vida más tangible. Más real.
El alma es el espíritu enamorado.
Y uno se enamora cuando no se siente uno.